miércoles

Articulo del periodico - junio del 82

GITANOS: SE LOS PRESENTAMOS EN NOMBRE “DE DIOS Y DE LA BUENAVENTURA”
por SILVIA MONTOYA CH. Sunday, Jul. 22, 2007 at 9:21 PM
Tomado de: El Mundo. Medellín. Domingo 20 de junio de 1982

El misterio los envuelve. Están regados por todo el mundo. Se caracterizan por su vestimenta y también por sus ojos y, desde luego, por su actitud. Son los Gitanos. En Itagüí, al sur de Medellín, viven después de haber dejado sus carpas. Aquí, en este reportaje, les contamos cómo viven, qué opinan, cómo se comportan.

Con esas palabras, a manera de clave mágica, abren las Gitanas las puertas de lo futuro, para leer en las líneas de la mano, los negocios, el amor y los viajes.

Decir la buenaventura, esta antigua práctica Gitana testimoniada a través de más de seis siglos, es uno de los rasgos característicos que contactan nuestra cultura y la cultura Gitana.

Pero ¿quiénes son los Gitanos, hombres de los que sólo conocemos sus ropas y carpas, a los que aproximamos solo por la especulación y por la confusa referencia que nos traen las leyendas?

Son sin duda seres enigmáticos. Un extraños pueblo que ha arrastrado siempre por sus innumerables caminos el interrogante de su origen.

Ellos, los trashumantes irremediables, los seres del viento, han atestiguado una multiplicidad de orígenes haciéndose pasar como indios, egipcios, sobrevivientes de los Atlantes y hasta descendientes directos de Caín.

Los Gitanos viven en todas partes y no pertenecen a ninguna. Nada ata a estos hombres trashumantes, libres del espejismo de la posesión.

Igual que una cometa atraída por el viento, los Gitanos surcan el mundo en todos los sentidos, sin señalar dirección precisa. Parecen ir siempre de paso, atraídos por una loca fuerza de no parecer, no permanecer. Cualquier tierra es un país y cualquier cobijo su casa.

Señales de humo, colorido, música y agitación, avisan que un pueblo cualquiera tiene nuevo vecindario que permanecerá instalado allí hasta que sean de nuevo arrastrados por su concepción de pasajeros de la vida, de hombres sin análogos, parecidos o rimas.

¿Después? Poco importa. La vida los reclama errantes y ellos se sienten orgullosos de vivir al aire libre.

El siglo XX rueda sobre su historia y a su nerviosa marcha no se escapan ni los Gitanos. Hoy los vemos diseminados por el mundo viviendo según las posibilidades que les brinde el lugar.

Unos habitan modernas carrozas, otros modestas casas entendidas a “lo Gitano”, con grandes ventanas y las puertas siempre abiertas.

De vez en cuando vuelven al camino para ir a visitar parientes o amigos, para la venta ambulante de mercancía, para decir la buenaventura o quizás simplemente para ir donde sea, a otra parte, al azar.

Los Gitanos en Colombia

Aunque en la actualidad los Gitanos habitan casas, siguen siendo nómades de corazón. Su impulso loco de andar el mundo no cesa por más que las circunstancias obliguen a habitar por largo tiempo un mismo lugar.

Los Gitanos entraron a Colombia provenientes de Panamá y Venezuela, atravesaron el país en diferentes sentidos, provocando atracción y sospecha entre los habitantes de los lugares por donde pasaron.

Algunas ramas familiares decidieron instalar sus carpas en sitios que consideraron amables tanto por el paisaje como por la gente; las otras familias adelantaron el camino hasta pulverizarse en toda América.

Fue así como Cali, Bogotá, Medellín y Cúcuta recibieron las primeras comunidades Gitanas que todavía hoy residen esos lugares.

Itagüí, sitio elegido por los Gitanos

Hace aproximadamente cuarenta años llegaron los Gitanos al departamento de Antioquia, pasando de lugar en lugar hasta instalarse definitivamente en Itagüí.

“Cada que llegábamos a un lugar cualquiera ya sabíamos que la armada de la carpa iba a estar acompañada de miles de curiosos que venían a mirarnos como cosa rara”, dice una Gitana de Itagüí como evocando aquel tiempo de tiendas. Después de un silencio corto en el que pareció reconstruir el pasado, agregó: “dejamos las carpas por la inseguridad que reina en este país; éramos felices viviendo en nuestras lonas, hoy estos ladrillos enferman”.

Una de las características culturales de los Gitanos es el nomadismo, rasgo que hoy parece desplazado de las costumbres cotidianas. Pero los Bohemios, como son también llamados, son nómadas de corazón. Su práctica sigue vigente aunque no ya por parte de toda la comunidad, sino por algunos de sus miembros que se desplazan de lugar en lugar.

Sus visitas cubren sitios tan dispersos que se extienden desde Panamá hasta Inglaterra. Estos contactos mantienen a la comunidad mundial Gitana fraternalmente unida.

El Gitano es un ser orgulloso de su raza. En cuanto a sus tradiciones conservan la filosofía de la libertad. “Con estos rasgos somos identificables en todos los lugares del mundo”.

Unidad cultural

Los Gitanos de Itagüí conforman con los demás Gitanos del mundo, una colectividad que a pesar de la disposición geográfica posee una arraigada identidad cultural.

Los Gitanos son Gitanos en cualquier parte del mundo. Mantienen y protegen sus costumbres, su especificidad donde quiera que vayan.

“Lo que nos ha mantenido unidos a pesar de la distancia, lo que nos permite ser un mismo pueblo, es la moral y e sentido de la libertad que nos acompaña desde la cuna hasta la tumba”.

La diferencia cultural entre los Gitanos y el hombre de la cultura de occidente, radica para ellos en que no se poseen bases culturales fuertes. Esa falta de bases nos hace ante ellos una sociedad débil, llena de miedos y sin tradiciones que respetar.

Tanto los Gitanos del mundo como los de Itagüí, tienen un lema: “no importa lo que el vecino haga y sobre todo lo que piensan de nosotros”.Esto es lo que les ha permitido llevar una vida propia libre del que dirán.

“Ustedes son hijos de una sociedad enferma”

Los Gitanos de Itagüí viven orgullosos de pertenecer a una raza pura, según ellos, descienden directamente de los alemanes y no han sufrido mezclas raciales.

Consideran que el hombre americano perdió su identidad racial y cultural al ser colonizado, de allí que en este punto radiquen muchos de sus males.

“Ustedes son hijos de una sociedad enferma, podrida. No existe un real respeto por los derechos humanos. Son totalmente inseguros porque no tienen linaje, esto les hace dudar siempre de si mismos y es por eso que se dejan penetrar tan fácil por el modo de pensar y las costumbres de otras culturas”.

Los Gitanos adultos no temen que los niños sufran penetración ideológica de ninguna clase, pues confían plenamente en sus principios.

Según expresan ellos, esta fuerza está asegurada por el simple hecho de ser Gitanos, de ser una raza fuerte. “Es confianza en la sangre”.

Aunque los Gitanos mandan a sus niños a la escuela, consideran de poca utilidad la educación que allí se imparte. Ven la base de la educación en la moral y en el modo de vivir que se irradia desde la casa.

Piensan que nuestra educación no sirve para nada, no prepara para la vida. De allí que un Gitano no curse bachillerato ni asista a la Universidad.

Los Gitanos demuestran estar bien informados acerca de Colombia y el resto del mundo; el medio fundamental es la televisión, pero, si bien les gusta estar informados, poco les importa no estarlo.

Ven en la televisión una diversión, no la consideran un medio de penetración peligroso para sus niños. “Eso sólo les hace daños a ustedes que son débiles, influenciables por todo”.

Costumbres actuales

Hoy por hoy los Gitanos adoptan muchas de las costumbres del lugar que habitan, pero según ellos, son costumbres que no afectan sus tradiciones, su tronco fuerte. Van entonces al mismo granero que frecuentan sus vecinas, solicitan servicio odontológico y médico en el barrio, ven televisión, hacen fiestas con vallenatos, van a la iglesia, mandan sus hijos a las escuelas, se maquillan, dan limosnas de vez en cuando, barren la acera como sus demás vecinas… en fin, viven como los “otros”, pero son Gitanos de corazón y de raza.

Los Gitanos de Itagüí, al igual que sus antepasados, subsisten de las artesanías de cobre, la venta de caballos y de decir la buenaventura.

La vida moderna les ha proporcionado una nueva forma de subsistencia que es la venta de carros y el arreglo de éstos en sus propios talleres, que al parecer les garantiza cierta solvencia económica.

La mayoría de las familias de la comunidad Gitana de Itagüí tienen en sus casas todos los electrodomésticos necesarios, televisión a color, equipo de sonido, betamax, carro y grandes y finos muebles que permanecen inutilizados, tapados con enormes plásticos en actitud de abandono.

Es común ver sus casas sin reboque y sin baldosas. La afición a las telas sigue siempre presente, usan muchos tapetes, cortinas, rollos de tela, cojines y por toda la casa hay baúles y maletas llenos de ropajes y telas.

A los Gitanos poco les interesa aparentar, llevan una vida sincera, sin temores a lo que piense el vecino.

“No estamos contra la posesión y la comodidad, simplemente no vamos con la forma como han sido concebidas. No estamos tampoco contra el progreso material; al contrario eso le hace falta al hombre. Con lo que no estamos de acuerdo es con el retroceso o el estancamiento moral y espiritual de un pueblo”.

“No concebimos el pecado”

La participación en los ritos religiosos católicos se hace más por conveniencia que por fe. Los Gitanos bautizan a sus hijos y se casan por la iglesia, sólo cuando consideran necesarios los papeles.

“Un matrimonio se une sólo por amor y se separa porque el amor se fue”. Mantienen buena relación con el padre que atiende la iglesia del barrio, lo respetan, pero no creen en él como representante de Dios en la tierra.

“Dios está en cada uno de nosotros. No concebimos el pecado, uno siempre sabe cuando actuó bien y cuando actuó mal, hay una mística interna que no debe aplicar”.

Para el Gitano, el “más allá” no existe, su condición terrena se sustenta sola y aquí. “Después de la muerte no hay nada, uno se muere y se muere”.

Los Gitanos, seres impenetrables

Historia atrás, los Gitanos han sido cuidadosos en su empeño de protegerse de las penetraciones culturales.

Una de sus tácticas más utilizadas es la desvirtuación que ellos mismos hacen de sus orígenes y costumbres, aparte de la modalidad “no ver, no decir, no escuchar”, que garantizan en última instancia su independencia frente a los demás.

En primera instancia los Gitanos de Itagüí se mostraron desconfiados, duros, inquisitivos; pero luego cuando el contacto se hizo mayor, los Gitanos demostraron ser seres afectuosos, con gran capacidad para la alegría, atentos y hasta consejeros.

Sus puertas están siempre abiertas para un amigo o para quien desee serlo. No quiere que se le investigue y por lo general despachan al investigador asintiendo a todas sus preguntas.

- ¿Ustedes no comen sal?”No, no comemos sal”.
- ¿En realidad se casan ustedes con ritos de sangre? “Sí, nos cortamos las venas”.
- ¿Es verdad que ustedes comen niños? “Sí, a veces los domingos”.

No hay comentarios: