miércoles

Cronica de los Gitanos perdidos

Crónica de los gitanos perdidos

Por: Margarita Maria Carrasquilla Carrasquilla

Esa fría tarde de octubre mientras leía un artículo sobre los gitanos publicado en junio del 82 por el periódico El Mundo, me encerré un sentimiento de fascinación y a la vez de desasosiego, puesto ya habían transcurrido muchos años desde que ellos llegaron a la ciudad, lo cual hacia de encontrarlos una tarea casi imposible, lo más raro era que yo nunca en la vida los había visto, sí escuchaba muchas historias sobre estos, pero en realidad eran unos seres desconocidos y hasta extraños para mí, me contaron sobre sus fiestas, atuendos y también sobre la particular forma en que se expresaban , pero a un así es mejor conocer algo y no que solo se lo cuenten.

En esa tarde decidí ir a buscarlos, me dijeron que lo los podría encontrar en Itagüí Santa María; después de abordar varios buses llegamos en primera instancia al parque un lugar lleno de toda clase de personas, habían vendedores, niños, ancianos, jóvenes y parejas que parloteaban por el lugar, pero nada de Gitanos, preguntamos a varias personas sobre ellos y nos dijeron que hace mucho tiempo no los veían, un señor algo extraño ya entrado en años, al formularle la pregunta nos miro con indignación y mientras cogía con sus manos unos raras cruses y dados dijo: “ están buscándolos para que les lea la mano, esos no son sino unos ladrones, la única verdad es la de Dios.”, fue algo insólita la actitud de aquel sujeto puesto que reacciono de una forma un poco agresiva, de hecho fue el único que se refirió a ellos de ese modo.

Al caminar por las calles cercanas al parque el panorama tampoco se veía muy alentador, porque estos no estaban por ningún lado, aunque varias personas nos contaron sobre las grandes casas que ellos construían por el sector, y los atuendos que normalmente usaban, pero aun no encontrábamos a ninguno.

Después de un buen rato de caminar y preguntar decidimos tomar bus que nos llevara al centro de la moda, también en Itagüí, estando allí indagamos a mucha gente entre ellos vendedores, niños, habitantes de la zona, pero lo único que nos decían era: “ellos hace mucho se fueron de aquí”, “son muy escasos”, “yo hace poquito vi uno, como hace seis meses”, “no esa gente ya se fue de aquí”. Y así ocurrió hasta el final de nuestro recorrido, el que concluimos en casa de una familiar de 83 años que ha habitado toda su vida en Santa María, nos conto mil historias sobre ellos como si quisiera revivir el pasado.

Cuando en clase me pusieron a investigar sobre racismo, me pareció algo insólito encontrarme con que los gitanos eran uno de los grupos raciales discriminados en Colombia, ¿acaso estaban locos?, yo solo pensaba que los indígenas y los afrocolomabianos eran los que vivenciavan en mayor grado esta problemática; Para mí los gitanos eran otros individuos del común solo que con algunas costumbres extrañas, igual yo no los conocía en persona, tal vez había visto algunas fotos, pero solo eso, era muy poco como para tener una visión amplia sobre estos, aquí fue cuando empecé a buscar información sobre ellos, y en verdad encontré cosas muy interesantes.

Cuando en verdad comprendí la situación note que la problemática que más abundaba en el tema de los gitanos era el racismo, porque a pesar de que en la historia de nuestro país fueron muchos los que llegaron, ahora solo queda si acaso un uno por ciento, discriminados por sus costumbres, rechazados por sus atuendos, y agredidos por sus ideologías, como si fueran seres de otro planeta o criaturas de otra dimensión.

Falta inteligencia y corazón para entender lo valiosas que son las otras culturas, si no fuéramos un conjunto de matices ¿qué seriamos? Acaso un limenso sin pintura o tal vez una escultura sin forma y sin silueta.

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