miércoles

Articulo del periodico


Conversaciones robadas
Tomado de: www.elcolombiano.com/proyectos/Lengua/historias/afinalengua.htm
Por: John Saldarriaga


Cerca de esa esquina, una gitana ataviada como suelen ellas estarlo -pañoleta, falda larga, aretes grandes- lee la mano a una mujer. Un hombre, de pie frente a ellas, atiende divertido. Al rato, la mujer y el novelero se van juntos y se acerca un gigante vestido con uniforme gris de vigilancia privada. Sin cruzar palabras, recibe un billete de la adivina, lo guarda doblado en el bolsillo del corazón y sigue su ronda.

"No, no es que yo le pague a ese hombre por no molestarme ni ahuyentarme de aquí -me explica- es que le encargué una cosa y se la pagué".

La gitana usa el español para comunicarse con los demás, claro, de una manera corriente. Pero también para los asuntos mágicos, de una forma poco usual. A un hombre de patillas largas y bigote tupido, como un mejicano, le dice al paso, sin moverse de la banca: "Déjeme que lea su mano, buen hombre, y le adivine su buena ventura. Déjeme ver lo que el futuro le deparará -el hombre vacila, sonríe, se detiene-. ¿Qué son unos cuantos pesos, a cambio de conocer su destino?"

"Nada se pierde", responde él con acento paisa; no mejicano. Le entrega su diestra, que ella recibe con las dos manos, como si le estuvieran entregando una ancha y pesada bandeja y temiera que con una sola mano no pudiera sostenerla. "Déjeme decirle lo que el tiempo le tiene guardado -sigue diciéndole, como si aún tratara de convencerlo o quizás por hacer tiempo mientras el Libro de la Existencia se abre ante ella-. Le hablaré del arcano... A ver... usted tiene una línea de vida larga y una línea de dolor corta. La Diosa del Amor le sonreirá muy pronto. No desespere que va a llegar. La salud se le verá estropeada por una enfermedad amarilla... pero no se asuste, hombre, que tampoco lo llevará a la tumba. La parca le llegará de viejo, muy viejo... ¡Ah, no puede ser! Tengo una noticia que no es tan buena. Dinero no va a tener jamás. Pero descuide, que nunca pasará hambre y siempre tendrá techo y abrigo... Y esto es lo importante. ¿Usted ha oído hablar de nosotros, lo gitanos? Somos una raza fuerte que vive en cualquier parte y casi con cualquier cosa. Por eso le digo que pan y cobijo son las cosas fundamentales..."

Los transeúntes voltean a mirar a la gitana, con curiosidad. Hasta hace unos años era común verlas por ahí, ofreciéndose a leer la suerte, pero en los tiempos que corren, son escasas.

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